Algo tiene Troya que la hace fascinante. Como buen mito, su historia se mantiene viva, aunque difusa en la memoria colectiva. Todo el mundo conoce la treta del caballo de madera y quien no ha oído hablar de Ulises, Aquiles, Helena de Troya o Agamenón... aunque de ellos a penas permanezca algo más que sus nombres. Es curioso, que incluso contemos con expresiones populares que permanecen en el acervo, sin que la mayoría sepamos exactamente que proceden del ámbito maravilloso de la Iliada o la Odisea: Ejemplos como "Va a arder Troya" o "El talón de Aquiles" no resultan desconocidos a casi nadie. Pero no son muchos los que acuden a ellas sabiendo exactamente de donde procede la metáfora que están utilizando... o quizás sí y yo soy sólo, como diría mi actual jefe en nuestras conversaciones sobre los clásicos, una víctima más de la LOGSE.
En el proceso de ambientación de aquel viaje vimos la peli de Troya (sí, la de Brad Pit), varios documentales y finalmente llegó a mis manos la Iliada uno de esos libros de la biblioteca de mi padre que jamás pensé que yo fuera a acabar leyendo y que me abrió las puertas a un mundo antigüo, maravilloso y lleno de misterios.
Aquel libro, que disfruté enormemente me dio paso a este otro que es motivo de esta entrada.
La Iliada y la Odisea, las principales epopeyas griegas, son obra, o al menos son atribuidas (porque hasta en esto hay todo tipo de teorías) a un aedo (cantor épico) griego llamado Homero, presumiblemente nacido en Esmirna o Quíos ( en la actual Turquía) entre los siglos IX y VIII a.C.
En la anterior entrada, refiriéndonos a la novela "París en el siglo XX" de J. Verne hablábamos de un libro con historia que además contaba una historia... pues bien, multipliquemos lo dicho exponencialmente para hablar de la Iliada y de la Odisea... pues desde el siglo VI a.C. obras y autor han sido objeto de apasionado estudio por los eruditos de cada época. Aristóteles, Horacio, Quintiliano, Séneca, Cicerón, Petrarca, Milton, Goethe, son sólo algunos de sus admiradores. Lo que sí sabemos, es que el texto que hoy podemos leer, con las diferencias lógicas por las distintas traducciones, es casi exactamente el original, que fue definitivamente fijado y depurado en el siglo II a. de J.C. "posiblemente" por los bibliotecarios de Alejandría Aristarco y Calímaco. Respecto a lo anterior, es de reseñar, que ambas epopeyas fueron creadas probablemente antes de la introducción del alfabeto en Grecia y que en sus primeros siglos de existencia fue difundida por transmisión oral... de ahí que al transquibirlas las pequeñas divergencias encontradas fueran depuradas en la Biblioteca de Alejandría.
Hay mucho más que contar sobre Homero, su época, sus obras y la época a la que hacen referencia, pero aquí no andaré más en ese camino, pues quiero finalizar esta entrada tratando a la Odisea como una obra ajena a toda circunstancia colateral. Nos centraremos sin más en lo que está escrito negro sobre blanco.
La Odisea nos cuenta la vuelta de Odiseo o Ulises (según la versión latina de su nombre) a su reino en Ítaca tras vencer y arrasar la ciudad de Troya. Este retorno, para el que hubieran bastado unas pocas jornadas de navegación se dilata 10 años, como consecuencia de la ira de Poseidón por haber dejado ciego a su hijo, el cíclope Polifemo. Se trata de un retorno lleno de incidencias y aventuras trepidantes a lo largo y ancho del Mar Mediterráneo, en las que para salir indemne, ha de usar su astucia y valor. De su parte cuenta en esta empresa con la asistencia de Atenea, la diosa ojizarca que se convertirá en su ángel guardian.
Una vez en ítaca, un último obstáculo complica la vuelta a su hogar, Penépole, su esposa, se encuentra asediada por toda una pléyade de pretendientes que desean a la vez su mano y el trono del desaparecido rey ausente de Ítaca desde hace veinte años.
Ulises además de ser astuto y poseer un corazón valeroso también sabe usar la fuerza, recurso al que acude de manera sorprendentemente cruel en Ítaca al deshacerse de los pretendientes de Penélope y de aquellos que les mostraron connivencia .
"Por el patio, pasado el umbral, a Melantio traían: con el bronce cruel le cortaron narices y orejas, le arrancaron sus partes después, arrojáronlas crudas a los perros y, al fin, amputáronle piernas y brazos con encono insaciable"
La edición de la Odisea de la que dispongo, de la editorial Gredos, incluye la traducción de J.M. Pabón y la revisión de C. García Gual además de una introducción a cargo de este último y un muy útil índice onomástico al que podemos acudir cuando necesitamos aclaraciones sobre algún personaje. Esta edición de tapa dura y papel de calidad, está siendo publicada y distribuida en los quioscos de prensa como parte de una colección de clásicos grecolatinos.
El texto original era en verso, mantener la rima original es imposible pero éste, en prosa, se ciñe linea a línea al original lo que se traduce en una obra que utiliza un lenguaje culto y adaptado, que no leeremos tan rápido como una novela actual, pero al que nos adaptaremos fácilmente y que nos encadilará por su belleza.
Recomiendo la Odisea no por su enorme valor literario ni por la importancia que junto con la Iliada ha tenido en la literatura europea de todos los tiempos, sino porque se trata de una historia llena de belleza, un argumento casi novelesco como dice C. García Gual, que nos enganchará de principio a fin.
Al contrario que la Iliada, de mayor riqueza literaria pero mucho más estática, la Odisea es una obra trepidante, llena de acción con un argumento atemporal que veo difícil que no le guste a la mayoría de los que se atrevan a vencer la absurda barrera, que por desconocimiento, nos separa de clásicos grecolatinos como éste por quizás tenerlos etiquetados como de difícil lectura o de argumento aburrido. Al menos, en este caso, nada que ver con la realidad.
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Otra bibliografía además de la reseñada:
- Volumen 3 de "Historia Universal" - Los primeros griegos - de la editorial Salvat - El País
- Wikipedia