lunes, 2 de marzo de 2009

Sin Oxígeno - Peripecias en los Himalayas (Greg Child)

Me fastidia no recordar como llegó a mi este libro, me fastidia porque fue un regalo de cuando aun vivía en Soto del Real y podría ser un regalo de María. El hecho es que no estoy seguro de quien puso el cariño necesario para que acabara en mis manos y que lleva conmigo ya un tiempo. Esta es la segunda lectura que dedico.

Como se puede leer en la Wikipedia:

Greg Child es un montañero, escritor y director de cine australiano (1957).

Nació el 4 de diciembre de 1957. Child es una escritor de la revista Outside y ha escrito varios libros "Aire fino: Encuentros en el Himalaya" (en la versión en "español de España", -Sin Oxígeno, Peripecias en los Himalayas-), "Emociones mezcladas: Escritos de montañismo de Greg Child", "Postales desde la cornisa", "Sobre el precipicio" y "Escalando libremente" -en España FreeClimber- (junto a Lynn Hill). En 1987, Child fue galardonado con el premio literario del "Club Alpino Americano" por los muchos libros escritos sobre montañismo.

Esta burda definición, escrita por un ser trastornado (Mola lo de que le dieron un premio "por los muchos libros escritos sobre montañismo") quiere presentarnos al autor del libro que procedo a criticar.

De entrada, la traducción del libro es bastante "libre", el título oríginal "Thin air. Encounters in the Himalayas" no se traduce precisamente como "Sin Oxígeno. Peripecias en los Himalayas" sino precisamente como dice la Wikipedia "Aire delgado/fino. Encuentros en los Himalayas". Traduciendo así el título da miedo pensar lo que han hecho con el texto.

Dejando aun lado la exactitud de la traducción, lo cierto es que la obra que aquí presento alcanza un buen nivel literario. Como dice Jeff Long en la contraportada, muchos tendrían que plantearse si son escaladores que escriben o escritores que escalan. Greg Child no tiene ese problema ya que alcanza un buen nivel en ambas actividades.

En este libro, Child nos relata de manera autobiográfica, en un estilo llano no exento de humor pero también crudo y de alta intensidad emotiva, tres de las expediciones al Himalaya en las que participó. Expediciones que se suceden entre los años 1981 y 1986 y que el escritor transforma en historias interesantes, no solo por las cimas que conquistaron, hecho que por si solo constituiría una poco original sucesión de autoalavanzas infumables, sino por las personas con las que se relacionó durante las mismas y como interactuó con ellas. Además Child es un tipo normal, casi cercano y de esa manera, relata sus vivencias de un modo, que podría parecerse a como podrías imaginar que las vivirías tú de estar en su pellejo

De todos las personas/personajes con los que se va tropezando o compartiendo camino, sin duda resalta la figura de Don Whillans, ese abuelete sabio, gruñón y borrachín, antigüo alpinista de élite y, en esa época, en el ocaso de su carrera. El Whillans que conoce Greg Child dota de humanidad las dos primeras expediciones relatadas. Su sublime genialidad a la hora de concentrar su sabiduría en cortas respuestas rápidas o comentarios al vuelo, siempre desata la sonrisa y la aquiescencia del lector... Greg Child conoce el peso de su personalidad y no ahorra páginas referidas al anecdotario Whillans. Dichas páginas, lejos de hacerse pesadas, puede que sean las que dejen un poso más duradero en la memoria, cuando el tiempo empiece a borrar detalle a detalle, el contenido básico de la obra.

La tragedia del K2, donde en 1986 fallecieron varios alpinistas en distintas tentativas de cumbre, coge a Child muy cerca, en el Gasherbrum IV, pero al mismo tiempo, lo suficientemente lejos como para contarla con la suficiente asepsia y concisión... Es un capítulo corto, casi al final, pero de una intensidad periodística tan simple y compleja como la muerte... y también como la vida. Vida y Muerte son las dos caras de la misma moneda cuando se habla del Alpinismo que practica Greg Child.

La ilusión por la aventura, la escalada, los alpinistas, la muerte del compañero, del amigo,los distintos roles dentro de una expedición. El contexto histórico de los pueblos con los que se cruzan... y la visión literaria con que las plasma el autor, convierten a mi criterio, a este libro en un buen libro. Bien escrito, con un ritmo constante, sin caer en rimbombancias y exento de florituras... un libro de viajes montañeros por las montañas más altas del mundo. Un libro que no enamora pero que si encariña, que arranca sonrisas, perplejidad y tristeza, un libro que nos hará pasar un buen rato.


Valoración global: 6


miércoles, 18 de febrero de 2009

Se Vende

Ocasión. Muy pocos Kilómetros. Perfecto de Chapa y de motor. Siempre en garaje.






miércoles, 4 de febrero de 2009

Los conquistadores de lo inútil

Hace unos días sentí la necesidad de volver a leer este libro. En su día, lo devoré tan rápido, que apenas me dejó poso... En realidad, en mi memoria solo permaneció una impresión: que estába por debajo de la fama que arrastra su título.

De aquella primera lectura han pasado ya algunos años y tras zambullirme en otro tipo de literatura, tenía ganas de volver a coger un libro de aventuras montañeras y, por qué no, de dar una nueva oportunidad a la obra de Lionel Terray.

La edición que tengo en mis manos, primera edición íntegra en español, no ayuda a una lectura prolongada. Los chicos de Desnivel, no han sido nada generosos con esta obra trascendental en la literatura alpina: La tipografía no puede ser más pequeña y el color negro de la tinta es algo mortecino, tampoco se derrocha en espacio entre líneas, párrafos o márgenes. Con un poco más de "cariño" se hubiera conseguido una obra algo más amplia en volumen pero de mucho más fácil lectura.

Lionel Terray fue un mítico escalador francés que vivió entre 1921 y 1965, que compartió una época gloriosa del alpinismo mundial con otros "desconocidos" como Gastón Rebuffat, Louis Lachenal y Maurice Herzog. Este hombre, casi desde que tuvo uso de razón, empezó a subirse por las piedras y, cuando su padre quiso poner freno a tan poco productiva pasión, resultó ser demasiado tarde.

Terray tiene un currículum montañero impresionante, pero lo más sorprendente es, que a pesar de estar casado, nunca bajó el nivel de exposición, hasta que la muerte le sorprendió inexplicablemente "en un fácil terreno de ensamble de III grado" en el macizo de Vercors, junto a su ciudad natal. Tenía 44 años.

"Los conquistadores de lo inútil" es la obra autobiográfica de este alpinista fuera de serie y, en ella nos cuenta, desde sus primeros pasos en la montaña, hasta julio de 1961, poco después de que se le encargué la dirección de la primera expedición francesa al Jannu.

El libro sufre de altibajos en su ritmo narrativo, si bien, nunca llega a desenganchar de su lectura. Entre los pasajes más intensos, sin duda se lleva la palma la segunda ascensión al Eiger... literalmente devoras las hojas y casi hasta sientes frío... Especialmente cuando Lachenal se ve obligado a vivaquear con toda la ropa empapada... También, he llegado a sentir desesperación, cuando exhaustos y locos por terminar el descenso tardan en encontrar la ruta adecuada... La expedición y conquista del Annapurna, primer 8000 hoyado por el hombre, es para mí, el otro momentos álgido del libro así como trascendental en las vidas de Terray y Louis Lachenal su amigo y habitual compañero cordada. (en la foto en brazos de Terray a su regreso de la expedición)

Un aspecto que llega a resultar "cargante" es el hecho de que Terray no deja de ensalzarse a si mismo durante todas sus peripecias... la cosa va de lo disimulado a lo chocante... Bien es cierto, que sin una gran convicción en uno mismo, nadie hubiera podido protagonizar tan grandes hazañas como las que él emprendió... pero tanta autocomplacencia, aunque quizás justificada, llega a agotar. No lo hace en su auto-presentación, nada más abrir el libro, de hecho, me encanta:
"Nacido al pie de los Alpes, antiguo campeón de esquí, guia profesional, alpinista de grandes courses y miembro de ocho expediciones a los Andes y al Himalaya, he consagrado toda mi vida a la montaña, y soy, si esta plabra tiene algún sentido, un montañero"

También resulta chocante su visión de Gastón Rebuffat... después de múltiples referencias no se si eran amigos, enemigos o si Terray sufría de celos. Lo cierto es, que pasan de escalar juntos a no hacerlo, sin que se explique una razón... A partir de ese momento cualquier referencia positiva a Rebuffat va acompañada de un comentario despectivo que le rebaja en sus méritos.

Otra relación curiosa, es la que mantiene con su mujer... o más bien la que no mantiene, pues Terray hace lo que le sale de los cojones y parece que se pasa por su casa solo para que no se olviden de su cara... Tampoco habla de hijos, ni de su vida en familia... más allá de un corto periodo de tiempo en el que ejerce de granjero, al poco de casarse.

Hay fragmentos que literariamente y, para aquellos que nos gusta la montaña, rozan lo excelente, uno de ellos es cuando narra la muerte de Lachenal

"Pero el destino no quiso que él, que había consagrado su vida a la montaña terminara sus días mediocremente, pisando el suelo de los demás hombres. Una mañana de otoño en la que soplaba un aire fresco y el sol lucía intensamente, se sintió atraído por el viento de las cimas. Como en los grandes días, dejó atrás a los seres y las cosas y, con un amigo al que arrancó a la fuerza de las cálidas sábanas, subió a lo alto. Cuando, encontrándose en un glaciar en el que cada año se deslizan miles de esquiadores, se abandonó a la borrachera de bailar sobre la nieve envuelto en brillantes torbellinos de polvo blanco, se abrieron los labios de una grieta oculta. En un instante, aquel hombre que parecía invulnerable por haber desafiado impunemente a la muerte, ya no era más que una masa de carne y huesos, una masa inerte y rota"

En conclusión, se trata de una obra imprescindible para los que amamos la montaña y admiremos el alpinismo que el practicó. Terray nos cuenta como vivió su vida y como era él. La narración, a veces no mantiene la misma intensidad y sobre todo al final decae un poco. Terray se retrata a si mismo y a sus compañeros de generación, sin cortarse un pelo, ni ahorrarse un adjetivo... Igual que encaró las cimas que conquistó y vivió la vida que vivió. Los Conquistadores de lo inútil no es una obra maestra del género literario montañero, pero es un buen libro y es una gran ventana al alma de un hombre valiente, el alpinista más prolífico de su generación y uno de los más grandes de todos los tiempos.

Si os interesa Lionel Terray, entonces visitad este blog, no os arrepentiréis: http://maraton.blogspot.com/2008/05/lionel-terray-o-la-conquista-de-lo.html